Este concepto se relaciona con la angustia existencial analizada por filósofos como Kierkegaard y Heidegger, y con la crítica social desarrollada por Erich Fromm y Herbert Marcuse, quienes advertían que la sociedad moderna, lejos de liberar al individuo, lo somete a estructuras que refuerzan su dependencia y su miedo a la libertad. En este contexto, la angustia no es simplemente una emoción negativa, sino la respuesta a la posibilidad de elegir, tomar responsabilidad y moverse hacia una existencia auténtica, algo que muchos evitan refugiándose en la seguridad de lo establecido (desde lo exterior (antes) lo que-es de uno lo propio después... «como ir con portalones feos de imposiciones de otros» responde a una lógica externa y absurda que no siempre tiene o encuentra un fundamento racional sino desde la perspectiva de los deseos del individuo (que se peinará ridículo i pondrá los pantalones más feos del mundo desde que sabe (aunque no lo entendió de manera consciente) de unas normas sociales aceptadas de uno a otros patrones de conducta (u modas igual) muchas veces absurdos desde más arriba de aquello (un→ imperativo de productividad) que precisa del consumo compulsivo y de otro ser→ que de nada, ni de uno mismo, pueda ser→ de todo: o comprarlo todo y luego cuando esto-es i es→ de un acto de un sujeto concreto, se nos describe de la experiencia concreta un entender de aquello que no-es de él lo propio (en esa persona concreta de la que advertimos de una falta de identidad o (algo que no-es-ahí: entiéndase→ una identidad como entidad que es lo ausente) luego en ausencia y por defecto de nada en absoluto de lo propio (es→ como el extranjero más absoluto y ausente de todos y de la realidad misma el que buscará el ser→ de lo general ―frente a ese vacío que-es: falta o carencia de identidad propia→ donde cae en "fuga" de la realidad y en término de Erich Fromm (lo que hace que recordemos a Kierkegaard desde ese "El miedo a la libertad" donde explora cómo las personas pueden experimentar la libertad como una fuente de ansiedad o angustia lo mismo frente al abismo y, en consecuencia, buscar mecanismos para evitarla, generando E. Fromm un paralelo con la filosofía de Kierkegaard sobre la angustia luego de Heidegger en la posibilidad ser de la elección existencial que refiere Herbert Marcuse→ donde en definitiva… y uno después del otro cada uno de sí mismo analizó cómo la sociedad moderna puede generar tal sensación de vacío en el sujeto (cuando es ausente al reflejo de sí mismo y frente al abismo no-es de sus ideas propias en sus actos… luego de la angustia) La angustia como experiencia fundamental “en la vida casi de todo hombre que la enfrenta a partir de nada” tras la caída solo i para entender después: que no-es simplemente una emoción negativa, sino una respuesta de la posibilidad de elegir y tomar la responsabilidad de moverse uno de desde las propias experiencias de antes i de las cosas que han sido antes impropias o propias o de otros (hacia → alguna cosa de todo aquello hacia el y todavía no definida del horizonte propio) en ese momento justo… ( en la angustia es→ donde la persona oscila entre contradicciones u potencias de posibilidad hacia→ ser o no-ser de un cambio cualitativo desde el compromiso, que puede ser percibido como amenazante emanciparse (moverse uno de las ideas de sí mismo (normalmente más aisladas de otros: solos) llevando entonces las personas a buscar en la dependencia seguridad o lo mismo pertenecer a una comunidad y privilegiar el cumplimiento de roles sociales sobre o por encima de la expresión de uno mismo en la creación de nuevos horizontes críticos /o… por el contrario ser→ de la compensación inmediata a través del consumo y la pertenencia / o de lo que hacen o se mueven luego los otros.
Y Después, cuando observamos i vemos la población moviéndose densos y espesos convocados del reloj en fila en las ciudades y hacinados en lugar de distribuirse por el campo -«podemos»- identificar algo-ahí→ del movimiento regular de unas hora concreta y los atascos que no-es del todo espontáneo de uno mismo ni del todo racional, sino que responde más de una respuesta colectiva impulsados desde uno ser→ igual manipulado i del instrumento ( instrumentalizado→ de la opinión moviéndose: de los medios de plataforma desde donde una imagen (de algo→ se impone después del inconsciente implantado de forma que positiva lo negativo y dirigiendo a los individuos a la misma hora i de un lugar a creer (en la felicidad que lee proporciona después este o aquel objeto) cuya confirmación proviene únicamente de los medios de comunicación y la opinión de otros . Así, la percepción propia se reconfigura de un fait accompli: o hecho consumado cuando se acepta sin cuestionamiento, más allá de su naturaleza de la cosa mismas que adquirimos o hacemos→ las consecuencias que a uno pudiera acarrear→ lo que no parece del buen sentido de uno mismo sino más de un sentido común: en relación a la pertenencia e influencia de una corriente de opinión externa sobre lo que sería lo más apropiado para cada uno) pero que los mueve guiando las propias decisiones... que son las ideas de otros.
Este
fenómeno no solo indica una preferencia colectiva, sino también la existencia
de una necesidad social creada que no es primera necesidad (luego de un poder
que no-es i es del consciente lo que no-es manifiesto pero actúa i es
«imperativo supremo» o mandato tácito –no pronunciado en forma explícita– que
se impone de cada acto de uno mismo en la práctica social (lo de sí mismo de
cada uno después el impulso de comprar lo que no necesitamos (ausente del
propio sentido la inmediata necesidad< lo de uno mismo ausente de sus actos>
Lo que, sin necesidad de ser proclamado abiertamente es otra forma de perpetuar
la hegemonía del mercado a través de la racionalización instrumental: cuando
ejerce presión (la obligación social (o imposición tacita en (el sujeto ausente→ de lo propio) tenido
que comprar lo→ que no-es propio y de fuera de la
propia conciencia antes lo que no es necesidad.
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